¿Por qué ahora tantas personas tienen infertilidad, si antes no era tan común?

Jul 29, 2025 | Blog, Español

Esta fue una pregunta que nos hicieron llegar a través de una transmisión en vivo:

“¿Por qué hay tanta infertilidad ahora, y antes no?”

Y nos pareció tan importante, y tan representativa de lo que muchas personas se preguntan en silencio, que quisimos responder con calma, claridad y profundidad. No se trata de una moda. No es histeria colectiva. Y tampoco es casualidad. La infertilidad hoy es más visible… y tiene sus razones.

Es una pregunta que se repite en consultas, sobremesas familiares y hasta en redes sociales: ¿por qué parece que ahora todo el mundo tiene problemas para tener hijos? ¿Será que estamos “menos saludables”? ¿Serán los microplásticos? ¿O algo cambió en nuestros cuerpos en el último siglo? Primero, analicemos el contexto.

Un cambio generacional

Una de las principales diferencias entre nuestra generación y la de nuestras madres o abuelas es el momento en que se elige, o se puede formar una familia. Según datos del Banco Mundial, desde 1960 se observa una tendencia clara a la baja tanto en la natalidad como en la fecundidad a nivel global. Este fenómeno no solo refleja cambios sociales y culturales, sino que también se relaciona directamente con uno de los factores que más impactan en las tasas actuales de infertilidad: el aumento sostenido en la edad promedio en la que se busca tener el primer hijo.

Este “retraso” no responde a una sola causa. Hay una combinación de razones de fondo:

  • El acceso a oportunidades educativas y laborales para las mujeres.
  • La búsqueda de estabilidad económica y emocional antes de formar una familia.
  • El deseo de vivir etapas distintas antes de asumir una maternidad o paternidad.

Todos estos factores han ido moldeando un nuevo mapa reproductivo. Y aunque el hecho de “decidir esperar” ha conllevado numerosas ventajas tanto en el desarrollo y estabilidad de nuevas infancias, sí es importante tener presente que, a medida que pasan los años, la fertilidad biológica puede disminuir, particularmente en las mujeres, pero también en los hombres.

La edad sí importa

Biológicamente, nacemos con un número limitado de óvulos. Y, aunque nos veamos increíbles a los 35, la fertilidad femenina empieza a bajar alrededor de los 30… y se acelera después de los 35.

Los hombres también tienen factores de fertilidad, aunque su capacidad reproductiva no tiene una fecha límite tan clara. Aun así, la calidad del esperma se ve afectada por edad, estilo de vida y factores ambientales (estrés, contaminación, alimentación, etc.).

Así que sí: cuando posponemos la maternidad o paternidad, entramos en una etapa de menor fertilidad sin darnos cuenta. Antes, la gente tenía hijos antes de que aparecieran estos obstáculos. Hoy, los encontramos de frente.

¿Cuál era el panorama de la infertilidad en el pasado?

Antes, muchas parejas simplemente no se daban cuenta de que tenían un problema de fertilidad. Si después de varios intentos no se lograba un embarazo, se asumía con resignación: se pensaba que “no se pudo” y ya. A menudo, se atribuía a la suerte, al destino o incluso a explicaciones erróneas sin mucho sustento médico. En otros casos, se señalaba injustamente a la mujer sin que existiera una evaluación real de ambos miembros de la pareja. La verdad es que, en ese entonces, ni el acceso a estudios especializados ni el conocimiento sobre el tema estaban tan al alcance como lo están ahora.

La reproducción asistida, como campo médico, es relativamente nuevo. Aunque ya existía la fertilización in vitro (FIV) desde los años 70, en México y América Latina estos tratamientos comenzaron a popularizarse apenas hace unas décadas. Hoy contamos con clínicas especializadas, médicos expertos, tecnologías de punta y pruebas súper específicas que nos ayudan a entender qué está pasando.

No es que ahora haya más infertilidad, es que ahora sabemos más

Gracias a avances médicos y diagnósticos más precisos, ya no hablamos solo de “eres fértil” o “no eres fértil”. Entendemos que la fertilidad es un espectro influido por:

  • La reserva ovárica: Puede evaluarse con la prueba de hormona antimülleriana, así como a través de estudios de imagen como los ultrasonidos.
  • La calidad del esperma: en Nascere la evaluamos a través de una espermatobioscopía, también contamos con estudios especializados de fragmentación espermática (MACs)
  • La salud del endometrio: Pruebas exclusivas como EMA, ERA y ALICE ayudan a determinar el estado del endometrio, su ventana de implantación y descartar posibles infecciones.
  • Factores genéticos: En nascere recomendamos llevar a cabo evaluaciones meticulosas tanto óvulos como esperma y embriones, para descartar cualquier error genético que pueda poner en riesgo el llevar un embarazo a término, o comprometer la calidad de vida del bebé, con esto también se minimizan las probabilidades de abortos espontáneos.

Esto significa que muchas parejas que antes se resignaban a no tener hijos, hoy sí pueden lograrlo con el acompañamiento adecuado. La ciencia ha hecho visible lo que antes pasaba desapercibido.

Entonces, ¿qué podemos hacer?

Lo primero es informarnos. Y hacerlo antes de que el reloj biológico nos apresure. 

Hoy, cualquier mujer puede hacerse una evaluación básica de fertilidad sin necesidad de querer embarazarse mañana. Conocer tu reserva ovárica, tus niveles hormonales y cómo está tu salud ginecológica es tan importante como checarte la presión o el colesterol.

Lo mismo para los hombres: un análisis de esperma puede detectar muchas cosas a tiempo, incluso si todo parece “normal”.

Y si has intentado embarazarte y no lo has logrado, el tiempo es esencial, no es necesario esperar 6 meses o un año, lo mejor es acudir con especialistas en fertilidad en cuanto notes la posibilidad de un problema u obstáculo. Hoy existen tratamientos y técnicas cada vez más personalizados que te pueden ayudar a entender tu caso y encontrar una solución.

En resumen

No es que seamos “menos fértiles” por generación espontánea. Es que vivimos más años, tenemos otras prioridades, y estamos posponiendo la maternidad/paternidad más que nunca. A eso se suman factores ambientales, estilos de vida modernos y el hecho de que, afortunadamente, hoy sí tenemos el conocimiento y las herramientas para entender la fertilidad con más profundidad.

Saber más es una oportunidad de planear las cosas con mayor detalle y control. Porque cuando entendemos cómo funciona nuestro cuerpo, podemos tomar decisiones con más claridad, ya sea para tener hijos ahora, o después.

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